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Tapabocas

Entrenar con mascarilla deportiva, paso a paso: cómo empezar y cómo mejorar, según una experta

Una de las mayores diferencias que la «nueva normalidad» presenta frente a la normalidad habitual es que, además de mantener la distancia de unos dos metros entre personas, cuando no es posible, tenemos que llevar el tapabocas. La realidad es que, todavía, no estamos acostumbrados y la respiración con ellas resulta un poco más compleja.

Esto, que en nuestro día a día puede ser una molestia menor, cuando hacemos deporte es un mayor inconveniente. Ya sea en el gimnasio, en clases colectivas o, saliendo a hacer deporte en zonas con mucha población, habrá ocasiones en que necesitemos entrenar con tapabocas. Como todo, requiere cierta adaptación. De acuerdo a Raquel Blasco (@RaquelBlascoR), Doctora en Medicina Internista, profesora de Ciencia de la Salud y experta en salud deportiva, nos indica en qué tendríamos que pensar antes de empezar a entrenar con mascarilla y cómo hacerlo para adaptarnos poco a poco.

Elegir bien el tapabocas

Lo primero que dice la doctora Raquel Blasco es que debemos conocer cuál es la normativa en nuestra comunidad con respecto a los centros deportivos y las mascarillas: «en la mayoría de lugares es obligatorio el uso de mascarilla, pero depende mucho de las características que marquen las comunidades».

En cualquier caso, nos recuerda: «es altamente recomendable que, en sitios cerrados, donde vayamos a realizar una actividad física, utilicemos la mascarilla deportiva». Es por ello que es realmente importante la elección que hagamos de mascarilla para estar lo más cómodos posible.

Para ello, la doctora Blasco nos da algunas recomendaciones: «lo más importante para seleccionar una mascarilla para hacer deporte con ella es que se nos ajuste bien a la cara. Que no se nos ande desplazando porque al desplazarse nos va a producir molestia y nos la vamos a tocar inevitablemente».

Además de esto, la doctora nos señala que nos fijemos en la rigidez de la tela: «las mascarillas muy blanditas y con textura fina, al coger aire con fuerza se meten en la boca, resultando muy incómodas». Blasco nos da ciertas opciones: «o bien poner un filtro en la mascarilla blanda, de manera que se convierta en una semirrígida flexible. O bien comprarla directamente con estas características».

En resumen, lo que tendríamos que buscar en una mascarilla deportiva, tal y cómo nos indica la doctora, es que sea flexible, semirrígida, que no se nos meta en la boca y se adapte bien a nuestra cara y que sean reutilizables y lavables. También recomienda que no tengan estructura de trama ya que se humedecen mucho y que la capa externa tenga material hidrófugo si es posible. La capa de en medio debería poder extraerse y la interior, y última, tener tejido antibacteriano.

La doctora nos recuerda que ninguna de las mascarillas deportivas que podemos encontrar en el mercado es FFP2 pero, aún así, tienen una buena capacidad de filtrado. Otro detalle en el que deberíamos fijarnos es el agarre: «es preferible elegir mascarillas que se ajusten a la parte de atrás de las orejas en vez de a la cabeza. Al echarnos en el suelo a hacer algún ejercicio, etc., las que se ajustan a la cabeza se desplazan y se pegan demasiado a la cara. Además, las de ajuste a las orejas son más fáciles de quitar y de poner».

En lo que sí insiste Raquel Blasco es que, en ningún caso, utilicemos mascarillas con válvula: «las llaman las mascarillas antisolidarias ya que no cumplen la tarea de proteger a los demás. Con lo cual, no nos valen».

Empezar a entrenar con el tapabocas

Tapabocas

Ahora que ya tenemos nuestra mascarilla tenemos que empezar a entrenar con ella. La realidad es que su uso nos va a dificultar el entrenamiento: «no podemos intentar hacer un entrenamiento de calidad o unas series largas, o un cambio de ritmo o una sesión buena de HIIT de primeras durante 45 minutos con mascarilla», indica la doctora.

Por ello, la doctora Blasco pone el foco en las primeras sesiones que vamos a hacer con mascarilla: «yo recomendaría que estas primeras sesiones fueran muy amables. Vamos a intentar que la primera de estas sesiones pueda ser combinada. Por ejemplo, realizar una sesión de cardio en sitios donde no sea necesario el uso de mascarilla – porque tenemos distancia de sobra y no estamos tocando nada – y, posteriormente, hagamos a lo sumo 20 minutos de entrenamiento de calidad».

Poco a poco iremos avanzando: «al día siguiente iremos cambiando grupos musculares para ajustarnos a la dinámica de la mascarilla, durante otros 20 minutos. Progresivamente acabaremos, al cabo de una semana o semana y media por poder hacer un buen entrenamiento de fuerza con el uso de la mascarilla deportiva».

En las clases colectivas aplicaríamos lo mismo: «no es recomendable el primer día hacer la sesión entera con mascarilla. Nos aplicaríamos la misma rutina antes explicada de manera que podamos ir avanzando».

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Fuente: vitonica.com

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